LA PARADOJA DE
LOS COMENTARIOS INUTILES
on toda
frecuencia escuchamos a los futbolistas hablar y hasta se les exige que opinen
sobre otra cosa que no sea el césped, las tácticas, la preparación física, o
cómo va el vestuario. No es muy esperable que personas dedicadas a esta
disciplina tengan información u opiniones válidas sobre temas de política (no les conviene
destapar sus preferencias) o de economía (¿qué sabrán del tema, si son pocos los
que pasan dificultades, tenida en cuenta lo que ganan por sus servicios; algunas
estrellas, a miles de euros por minuto, jueguen o no?).
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Un futbolista cualquiera |
Por eso lo que opine el
centrocampista XX del equipo Cedros Azules de los Cárpatos sobre estos temas…importancia lo que se
dice importancia…muy poca.
La pregunta es
porqué buscamos entonces opiniones, consejos o visiones donde seguro no las
encontraremos. ¿Es una búsqueda taumatúrgica, o un intento de encontrar la luz
en boca del gurú de la pelota en los pies?
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Maradona: está todo dicho. |
Imaginemos un
caso. Maradona a quien casi todo el mundo conoce. Qué de importante puede decir
una persona famosa por sus goles mientras fue jugador, y famosa por sus
desatinos cuando dejó de serlo? Recordemos que en su historial post-juego tuvo hijos
con varias mujeres a los que ni ve y múltiples episodios de drogadicción profunda que lo llevaron casi
a la muerte; coqueteos con dictadores a quienes hasta lleva tatuados en sus brazos…Consideremos
además que de manera incomprensible, este triste personaje es seguido por una
manada de fieles, que creen que sus palabras son decretos divinos. ¡Hasta se le
apoda como “Dios”!
Ahora vamos
hacia otro lado. La gente que sabe y que tiene algo que decir. Gente solvente,
con sustancia, con estudios (pongamos un premio Nobel, o un investigador de medicina,
o un físico, o un matemático, o un escritor). Estos sabios no generan tanta
empatía como los mencionados arriba, ni tienen tanta prensa o seguidores y en
general son perfectos desconocidos... Tal vez los que los escuchan serán los
privilegiados de algún curso o conferencia, pero toda la gente no tiene ni idea
ni interés, tal vez de conocerlos.
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Alfred Nobel (si, el del Premio) |
En estos
momentos de crisis absoluta creo no equivocarnos en que hacia estos personajes,
debemos dirigirnos sin duda a la hora de pedir opinión válida.
Estos sabios
no son “Dios”, ni serán conocidos por multitudes, ni aplaudidos en la
televisión, pero por sus conocimientos deberíamos acercarnos más, que a los
gurús de la pelota, o de la raqueta, o de los divorcios.
Podremos sacar
conclusiones de sus palabras. Además un consejo: lo pasaremos bien porque suelen
ser muchísimo más humildes y hasta divertidos.
Dejemos los
futbolistas, tenistas, actores y actrices; cómicos y tertulianos en paz. Pero no nos
engañemos…Belén Esteban no es Mme. Curie; Maradona no es Kafka; Maduro (de
Venezuela) no es Voltaire; y una Florencia de la V no es ni será nunca Greta Garbo.
Soy Renato.
ResponderEliminarOpino que el título y su comentario están muy logrados.
Que así como es necesaria la chicha y el vino para amenizar las fiestas, también una dosis de morbo que sigue a esos personajes efímeramente virtuales es indispensable para que algunas multitudes vivan más a gusto con la VIDA.
I.B.
Amén
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