LEYENDA DEL INVENCIBLE
Se creía así.
Un fuera de serie.Pensaba que
era un prodigio de la naturaleza.
Le escapaba a
la realidad. Hasta suponía que no debía haber sido engendrado por sus padres.
Tal vez por
algunos héroes o semidioses desconocidos, pero para él, reales.
También se
inventó una familia. Una mujer acorde, e hijos perfectos. Le seguían sus pasos.
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El INVENCIBLE, frente a su espejo |
Sorteaba y
saltaba todos los muros y dificultades que se le aparecían sin despeinarse. Un éxito permanente.
Y en su modo
de vida... ninguna conflictividad terrenal, ninguna miseria humana podía tocarlo ni
preocuparlo. Hacía lo imposible para que eso sucediese.
Su vida era
como la de un Stradivarius extraordinario: permanentemente bien afinado.
Negaba, en síntesis, cualquier contacto con la realidad de todos los
días. No sea cosa que lo sacase de su artificial ensoñación. De su cápsula
impenetrable. De su orden perfecto, donde todo funcionaba.
Ni afecto, ni
compasión, ni comprensión le hacían perder el tiempo de su preciosa vida.
Creía que
estaba para otras cosas. Siempre era él y sus circunstancias más importantes que la realidad que lo
rodeaba. Esos temas cotidianos no debían molestarlo.
La realidad no era su plato favorito;
pero sí lo era su espléndida película inventada, en la que vivía.
Como creía haber
sido engendrado por dioses; sus padres no eran tema de conversación, ni
preocupación. Había olvidado y negado todos los esfuerzos que hicieron para
educarlo. Era como si no existieran. Tal vez creía firmemente que, personajes
como él, se criaban y desarrollaban solos.
Autónomamente...No debía por lo tanto, nada a nadie. Algunos se
preguntaban: -en qué mundo vive este personaje?
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Cuando el invencible se encontró con la REALIDAD.
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Un día
cualquiera, apareció sin avisar, casi imprevista y fatalmente, un muro que no pudo saltar. Una
dificultad que no pudo soslayar.
Entró en crisis. Esto no podía pasarle a él...No lo había considerado jamás en su libreto. Esto no estaba en sus papeles. El Stradivarius se desafinó. No era posible.
Buscó
entonces lo que nunca creyó que iba a necesitar. Ayuda.
Nadie se la ofreció. Muy fácil de entender...
Su vuelta a la realidad, lo hizo pensar entonces en sus padres. En los reales. En los de
verdad, no en los de su historieta. Debía buscar y necesitaba un consejo.
Ahí se
enteró, que ya no estaban. Olvidó que habían muerto. Y descubrió que los padres
inventados, no existían. Sólo estaban en su imaginación.
Nadie pudo
(ni quiso) sacar entonces al “Invencible” de esa situación de desamparo,
desconocida para él y para toda esa familia que se había inventado y que desconcetados se preguntaban: - qué pasa?.
Pero tuvo suerte.
Se convirtió entonces al tiempo, en un ser humano normal, del tipo al que le
pasan cosas; que le duele la panza; que se le rompe el coche y al que se le complican muchas circunstancias, que sufre y que
finalmente, necesita de los demás. Era la vida. Ni más ni menos.
Tal vez un
poco tarde, su película en colores, de gran estreno y enorme presupuesto, se convirtió, mal que le pesare y al final, en un film de relleno; normalito.
Una película apta para cines de barrio.
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Quién no conoce algún personaje como el de este cuento. En la Universidad, en el trabajo, en la familia. Imagino que ha de ser bastante infeliz. Muy bien contado está.
ResponderEliminarConoci un personaje como el de este cuento. Una persona con valores, pero insoportable; encantado de conocerse. Pensaba que tenía la vida en la agenda todo programada y que todo debia ir sobre ruedas...Pobre; la vida le dio un revés y no volvió nunca a ser el mismo. Una lástima...
ResponderEliminarEsto no es patrimonio de hombres. Hubo una compañera de oficina que sufría de lo mismo. Siempre arreglada, siempre a la moda, todo excelente! Hasta que un chaparrón le cambió el libreto. Desapareció, pero nadie la extrañó. El olvido se lo habia ganado a pulso...
ResponderEliminarTal vez lo que Ud. cuenta sea una historia real. Si así fuese, un poco triste; porque la realidad es así. A veces alegre, a veces decepcionante. Lo que es cierto, que no se puede vivir en un cuento de hadas, ni en una película de colores por mucho tiempo. Necio/a hay que ser para creer que la felicidad es un estado permanente. Soy lector del blog hace mucho tiempo. Este relato lo consagra. Para cuándo el libro?
ResponderEliminarGracias ppor sus comentarios. La historia es de la vida misma, como todas las historias que se escriben en el mundo entero. De seres humanos, que no se lo creen y caen en la cuenta que Hollywood es una ciudad y las películas son eso. Películas... Saludos, ahora, desde Buenos Aires.
EliminarEstupendo relato. Hay mucha gente, que se inventa una
ResponderEliminarrealidad paralela, pero que al final la realidad tangible les gana
la partida. Casi es la hisoria del Quijote adaptada a los tiempos
actuales. Este personaje es un narcisista, un inadaptado de
la realidad, que está condenado a quedarse solo.